Lentamente aparece la primavera y trae las hojas de los arboles, en la cresta de una montaña hay un extraño árbol con hojas grises, un árbol bastante especial, en el que un pequeño pájaro azulado, un pajarito cualquiera que no vive en ese árbol, pero que lo visita casi todos los días, siempre se queda unas horas en el para luego volver a su nido.
En este árbol gris, pájaros de toda clase lo visitan continuamente, unos vienen y otros se van para volver después o no, pero hay un hermoso pájaro de precioso plumaje dorado que hace poco visita el árbol y canta alegremente con un melodía suave y divina. Claramente se ve que es un ave migratoria y que dentro de muy poco se irá sin más. Mientras, el pájaro azulado, desde el otro lado del árbol observa con admiración y presta gran atención a sus cantos, no quiere que se acabe nunca, pero sabe que eso es una cosa temporal, algo que solo verá y oirá una vez en la vida, por lo que disfruta de cada segundo que se le otorga en su corta y divina existencia.
Hoy se ha posado en el árbol con gran animo, ha mirado a todos lados y no ha visto el imponente contraste de oro y plata, sin consuelo, ha cerrado los ojos para poder oír el maravilloso canto de aquel pájaro de dorado plumaje, pero solo oye el silencio del que tan acostumbrado está a sentir, entonces, un escalofrío recorre su pequeño cuerpo, he aquí, se ha dado cuenta de que solo siente soledad, pero sabe bien que no está solo, le esperan con ahinco en su nido. Mientras, el árbol gris también siente la ausencia y, lejos de entristecerse, se alegra. Algo ha cambiado en el, ahora, sus hojas son verdes.
En este árbol gris, pájaros de toda clase lo visitan continuamente, unos vienen y otros se van para volver después o no, pero hay un hermoso pájaro de precioso plumaje dorado que hace poco visita el árbol y canta alegremente con un melodía suave y divina. Claramente se ve que es un ave migratoria y que dentro de muy poco se irá sin más. Mientras, el pájaro azulado, desde el otro lado del árbol observa con admiración y presta gran atención a sus cantos, no quiere que se acabe nunca, pero sabe que eso es una cosa temporal, algo que solo verá y oirá una vez en la vida, por lo que disfruta de cada segundo que se le otorga en su corta y divina existencia.
Hoy se ha posado en el árbol con gran animo, ha mirado a todos lados y no ha visto el imponente contraste de oro y plata, sin consuelo, ha cerrado los ojos para poder oír el maravilloso canto de aquel pájaro de dorado plumaje, pero solo oye el silencio del que tan acostumbrado está a sentir, entonces, un escalofrío recorre su pequeño cuerpo, he aquí, se ha dado cuenta de que solo siente soledad, pero sabe bien que no está solo, le esperan con ahinco en su nido. Mientras, el árbol gris también siente la ausencia y, lejos de entristecerse, se alegra. Algo ha cambiado en el, ahora, sus hojas son verdes.